5- Predicas con el ejemplo
En el trabajo o en un grupo de amigos nunca eres la voz más alta o mandona. Eso es porque nunca tienes que llamar la atención para mostrar su opinión. La gente simplemente gravita sobre tus opiniones.
Conduces con naturalidad las personalidades más difíciles a buen puerto, aunque los demás no se den cuenta de que lo haces. No te importa, no buscas gloria ni reconocimiento por ello.